Toluca afronta este compromiso con la obligación de revertir la serie tras caer en el partido de ida, apoyándose en su principal fortaleza: una ofensiva colectiva intensa y agresiva, especialmente cuando juega en La Bombonera, escenario donde ha sido casi imbatible. El equipo confía en el liderazgo goleador del brasileño Paulinho, referencia clave en el ataque, aunque deberá gestionar la presión que impone el marcador global y la sensible ausencia de Robert Morales. Bajo un esquema 4-2-3-1, Toluca apuesta por una presión alta en campo rival, dominio de la posesión y amplitud por las bandas para generar superioridades, buscando conectar a Nicolás Castro o Juan Pablo Domínguez con Paulinho mediante centros constantes al área, en un planteamiento donde la intensidad y la presión en la salida del rival serán determinantes.
Tigres llega a este duelo con el oficio y la experiencia que lo caracterizan en instancias decisivas, apoyado en el talento de Brunetta y la jerarquía de André-Pierre Gignac, piezas clave de un equipo que ha entrado plenamente en modo Liguilla, combinando solidez defensiva con eficacia en los momentos determinantes. Su amplio recorrido en finales durante la última década le da una ventaja competitiva clara, aunque el desgaste físico acumulado por las semifinales y el partido de ida podría sentirse en la altura de Toluca. Con un esquema 4-3-3 y un enfoque pragmático en el estadio Nemesio Diez, los felinos buscarán ceder la iniciativa, replegarse en un bloque bajo o medio y explotar las transiciones rápidas por las bandas o con envíos largos hacia Gignac y Brunetta, con la intención de administrar la ventaja, generar ansiedad en el rival y sentenciar la serie mediante el contragolpe.
