El Wolverhampton Wanderers, dirigido por Rob Edwards, atraviesa una de las peores fases de su temporada, con apenas 2 puntos en 14 partidos y un rendimiento que ha sido profundamente decepcionante. El equipo sigue sin poder ganar en casa, donde acumula seis derrotas y un solo empate, una señal clara de su fragilidad competitiva. La racha reciente tampoco ofrece alivio: los Wolves han perdido sus últimos cinco encuentros, incluido el más reciente 0-1 ante Nottingham Forest, mostrando un funcionamiento ofensivo prácticamente inexistente. Con apenas 7 goles anotados y 29 recibidos, el equipo evidencia problemas serios tanto en la generación de peligro como en la solidez defensiva, un panorama que exige cambios urgentes para evitar que la situación se torne irreparable en la clasificación.
El Manchester United de Rúben Amorim llega a este compromiso con el objetivo de afianzarse en la parte alta de la clasificación, aunque su rendimiento ha sido irregular pese a sumar 22 puntos que mantienen viva su aspiración competitiva. En sus últimos cinco encuentros ligueros han conseguido solo una victoria, acompañada de tres empates y una derrota, una racha que refleja tanto sus avances como las dificultades para cerrar partidos. Su presentación más reciente en la Premier League fue un 1-1 ante el West Ham United, resultado que volvió a evidenciar su tendencia a ceder terreno en momentos clave. Con 22 goles a favor pero 21 en contra, el equipo muestra un ataque efectivo, pero también una defensa vulnerable que necesita ajustes si pretende ganar consistencia y escalar posiciones en la tabla.
